Orígenes de la agroganaderia. Futuro. Alternativas.

Sin vuelta atrás...

No vamos a regresar a la agroganadería tradicional. La industrialización nos sacó definitivamente de ella y de su problemática para meternos en otra muy distinta, pero planteada ya en términos técnicos, no míticos...  La revolución tecnoecológica es el siguiente paso, y consiste básicamente en responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo mantener los mismos niveles de productividad que en la etapa industrial en tiempos de crisis climática generalizada y potencia decreciente? El paradigma ecológico es una herramienta teórica que aún no es económicamente necesaria. Por eso, de momento, tenemos sólo "paradogma", es decir: cosmética verde con un significado estrictamente comercial. Por eso aún son posibles movimientos de retorno agroganadero a pequeña escala. Pero a partir de un momento difícil de precisar por anticipado, la ecología técnica, es decir el conocimiento objetivo de la maquinaria ecosistémica y su manejo eficaz, será condición obligatoria para competir en los mercados alimentarios, energéticos y de biomateriales entre otros, y no morir de insostenibilidad al poco tiempo. En esa nueva situación la cosmética pseudoambientalista dejará de tener significado: la ecología técnica permitirá alcanzar un grado de productividad y de automatización sin precedentes, que hundirá los precios y en pocos años.

Antecedentes y momento actual

Reina la confusión en todo cuanto compete al sector agroganadero, y es debido a que éste ha sabido vender su absurda y desquiciada percepción de las cosas. Volveré a insistir pronto en el análisis crítico del "mito de la fertilidad de la tierra", la idea más desquiciada y nefasta que ha podido acuñar el pensamiento mágico-simbólico. Pero hoy la cosa no va de ideología sino de infraestructura productiva. Hace más de docemil años también se hacían jilipolleces: Se le pegaba fuego a la vegetación, fueron exterminadas muchas fieras y piezas de caza, había machismo, guerra y creencias sin fuste, pero junto a todo ello también hubo aciertos rotundos y contundentes: Mucha gente vivía en pequeñas comunidades con fuerte componente matriariarcal, en zonas forestadas de las costas y riberas. Obtenían comida, energía y materiales a coste casi nulo, utilizando los ecosistemas de forma equilibrada y duradera: Cazaban, pescaban, recolectaban, y tenían huertos pequeños y muy intensivos estrechamente asociados a las viviendas, donde reciclaban todo residuo doméstico aprovechable. Para todo ello disponían de equipamiento tecnológico eficaz que, como el arco y las flechas, les permitía además defender sus intereses por la tremenda, cuando éstos se veían seriamente amenazados. Pero no fue suficiente ante el avance arrollador del sistema agroganadero. Hace docemil años; en el desierto profundo y para no comerse los mocos; alguien inventó la agricultura y el mito de la fertilidad de la tierra. El lobo había sido domesticado mucho antes y el uro, que lo fue por aquella misma época, fue incorporado al invento como fuerza de trabajo. Así quedó configurado el quinteto de la destruccion: Patriarcado, fuego, perro, arado y vaca... La agroganadería primitiva se puso en movimiento y salió del desierto: El juego consiste en echar a lxs salvajxs, arrasar lo que haya; "lo borde"; quemando y labrando, sacar cuantas cosechas se pueda y, una vez agotado el suelo ir a otro sitio con "lo ganado"; es decir, en tiempos primitivos vacas cargando sacos de lino llenos de cereal, y hoy dinero... Y a repetir operación en otro desafortunado enclave... No me hablen ustedes de agriculturas sostenibles, éstas casi que lo son cuando van combinadas con pastos perennes y gestión forestal. Vamos: Que lo sostenible es el prado y el bosque, la agroganadería como que no... Cuando se le agota el terreno, y el sistema agroganadero tiene que sedentarizarse por que ya no hay borde, ni frontera, ni dónde ir a hacerla, toca pasar hambre. Y donde hay hambre, por mucho pacifismo que se quiera predicar, hay bronca... La última fue muy gorda: Acabó con dos bombardeos nucleares y mucha gente pensó que ya era hora de que el campo, en lugar de matar a la gente de hambre y de guerras nos diera de comer. Así que la agricultura y la ganadería fueron industrializadas, y así es como una gran cantidad de gente en todo el planeta puede comer todos los días, y las guerras de por aquí y de por allá no se van de las manos, como aquella... Se juntaron tres cosas para que se llevase a cabo la industrialización del sistema agroganadero y para que ésta diera el resultado requerido: Voluntad, datos y energía abundante y barata... Lo malo es que esta última se acaba sin remedio. Lo bueno es que la voluntad de comer todos los días y de que no se líe sigue ahí. Y lo mejor que en cosa de setenta años los datos disponibles se han multiplicado por nisesabe cuánto. Así que al sistema agrogandero le queda poco porvenir: Comeremos si en lugar de menear tierra y cebar bichos, gestionamos ecosistemas potentes, masivos, estables y completos para obtener no sólo comida, también energía y materiales... Y como resulta que el territorio está mayormente destrozado, cuanto antes empecemos a reconstruir ecosistemas mejor: El campo va a tener cada vez más problemas y muchxs agricultorxs y ganaderxs podrían empezar a entender las ventajas de reconvertir sus terrenos mediante la ingeniería ecosistémica, y así salir definitivamente de atolladero, si se les informa adecuadamente... En el peor de los supuestos, si llegase a haber desabastecimiento, bien directamente, a través del mercado, bien desde las instituciones públicas, la gente de las ciudades intervendrá en el medio rural. Como ya se hizo cuando fue llevada al campo la revolución industrial... Hay precedente.

J. Ramón Rosell

Un sistema decadente.

Alguien me niega la decadencia de la ganadería; imparable en contexto de potencia decreciente; argumentando que en las montañas del Cantábrico el pastoreo presiona de forma cada vez más brutal los ecosistemas. En realidad describe un momento concreto del proceso y se queda atrapado en él: habla de una expansión que, precisamente, viene determinada por la necesidad de mantener el nivel de beneficios cuando la rentabilidad disminuye por el incremento del coste de los insumos. En la minería pasa algo parecido: con el agotamiento de las menas más ricas se mueve cada vez más terreno para mantener la producción. También es el caso de los "nuevos hidrocarburos", cuya explotación es estimulada por la imparable caída de la TRE de los convencionales, y es justo lo mismo que la nueva expansión de la agricultura a costa de bosques tropicales, de la cual el aceite de palma es el aspecto más conocido. Vivimos inmersxs en algo que se llama mercado que, en mayor o menor medida, se rige por las leyes de la competencia. Así es como cuando un sector tiene problemas estructurales crecientes, tanto internos como en su relación con la sociedad y los ecosistemas, aumentan las ventajas competitivas para sectores alternativos que saquen los mismos productos, o equivalentes de consumo, a mejor precio mediante procesos de producción más rentables y/o eficientes. Resulta que la investigación de nuevos conductores eléctricos, alternativos al cobre, es una apuesta de futuro más o menos fiable, pero en la que se invierte sin mucho reparo por si acaso funcionara. Lo mismo sucede con la fusión nuclear, aunque existe la certeza casi absoluta de que nunca funcionará, y salvo excepciones bastante patéticas; y desgraciadamente cercanas; se fomenta cada vez más las renovables, aunque éstas traigan consigo una drástica reconfiguración de los tejidos productivos. Respecto al sistema agroganadero, existe el precedente de la reconstrucción de selvas tropicales con especies productoras de bioquímicos, llevada a cabo por corporaciones farmacéuticas sobre terrenos previamente sobreexplotados en la cuenca del Amazonas. La gestión productiva de la fauna silvestre para obtener carne y otros productos y servicios es hecho consumado, y sector en auge en países como Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Habiendo aprendido las lecciones de éstos y algunos otros de sus socios, el UK del brexit está planteándose dejar de sostener artificialmente la ganadería convencional y optar por el rewilding a gran escala para sanear las cuentas del sector, y a la vez asegurar el abastecimiento cárnico de modo que nadie tenga que volverse vegetarianx por obligación... En fin, que cuando los procesos son largos y complejos, ni de coña se pueden entender en simple y en corto. Y menos aún cuando metemos valoraciones éticas o estéticas por el medio.

J.Ramón Rosell

Comentarios

28.10 | 23:39

Me ha encantado , ya hablaremos cuando tengas tiempo

06.09 | 00:08

matrix agroganadero, jajaja, toda la razóm. La natura siempre se organi...

01.08 | 10:49

Hola Carmen soy Antonia, quisiera me metas en el grupo de whatsap...

12.10 | 07:31

Increíblemente interesante, voy a estudiarlo en detalle. Gracias.