Filosofía del conocimiento

"Me da por escribir un artículo explicando lo que es y no es la ciencia y al poco me doy cuenta de que tan fácil no es. Está claro que tendría que dirigirme al menos a gente que no sabe qué es y qué no es la ciencia, pero al poco te apercibes de que no tratas de un grupo homogéneo sino de un conglomerado complejo y variopinto, lo que complicaría enormemente el uso de un lenguaje común. Por un lado están quienes confunden la ciencia con la técnica, e incluso con las actividades económicas, socioculturales, artísticas o recreativas que al menos en parte se apoyen en recursos técnicos y datos científicos. Quizás sea en este terreno donde la tarea sea más fácil: se trataría de definir conceptos o poco más... Las cosas se complican un poco al referirse a otras áreas culturales de contenidos algo más elaborados: gente que organiza su vida y relaciones de grupo alrededor de ciertos valores éticos y estéticos, y rechaza de plano todo lo demás. Para este personal el mundo suele dividirse en dos campos delimitados con mayor o menor nitidez: los dominios del bien y los dominios del mal. Lógicamente, en cada caso, es dominio del bien todo aquello que se rija por los principios éticos y estéticos propios del individuo y grupo en cuestión, y pertenece al mal todo lo que no. Pues bien: la ciencia, convenientemente amalgamada con técnica, economía, artes, diversiones, degradación de la vida social y/o destrucción de la naturaleza, para gran parte de estos grupos y corrientes quedaría dentro del dominio del mal... Hago un inciso para indicar que puede ser peor aún, si cabe, que la ciencia entendida a medias o "de aquella manera", pase a convertirse en valor de referencia estética o ética para según qué grupos o corrientes... Para intentar sacar de bucle a gente atrapada en un rechazo ético-estético de la ciencia, conviene tener en cuenta otros aspectos que estas culturas suelen presentar: casi todas ellas toman como referencias arcadias felices del pasado, utopías perfectas ubicadas en algún futuro más o menos posible y a veces ambas cosas a la vez. Si existen algunos aspectos de esas arcadias o utopías que puedan ser científicamente validados o cuya puesta en funcionamiento requiriese soporte científico, quizás ahí habría recursos didácticos mediante los que emprender un proceso de aprendizaje, pero estos solo resultarían útiles para casos en los que el problema fuese solo de ignorancia pasiva o de confusión. Por el contrario, cuando alguien cuya jugada sea atacar a la ciencia desplegando discursos ético-estéticos, y a la vez sepa lo que hace y para qué, puede darse como caso perdido y por lo general no habrá nada que hacer al respecto.
Alguien cuyas referencias no recuerdo declaraba hace poco que tenemos un grave problema porque "está saliendo gente analfabeta de la universidad". Sin duda exageraba, pero no mucho: posiblemente se estaba refiriendo entre otros casos a muchxs graduadxs que, aun sabiéndose los contenidxs propios de las asignaturas científicas que hayan cursado, resultan incapaces de juzgar con acierto si un determinado enunciado puede tener validez científica o no. Esto da pie a importantes errores, y por acumulación de estos facilita la construcción de cuerpos doctrinales disparatados, que sin embargo en muchos casos se seguirían presentando como ciencia, sin encontrarse por ello con el cuestionamiento que merecerían. En mi opinión esto se puede resolver insertando estudios de filosofía de la ciencia obligatorios en todos los grados universitarios, y no precisamente en calidad de "marías" de relleno o decoración. De este modo, determinadas jugadas que hoy se sitúan a mitad de camino entre el ilusionismo y la actividad investigadora propiamente tal, no resistirían las críticas metodológicas rigurosas y generalizadas a las que sin duda esta mejora educativa daría lugar. Tampoco podrían sobrevivir muchas "escuelas científicas" que en realidad lo que hacen es instalarse en contenidos superados, negándose a aceptar otros más recientes, fundamentados y eficaces, o hacen hincapié en aspectos parciales, rechazando los que pudieran complementarlos y a la vez darles más certitud y... Más complejidad, que todo hay que decirlo. También sería más difícil que una titulación universitaria u otros méritos, pudieran ser esgrimidos con éxito para apoyar opiniones personales con escaso fundamento, escapando a críticas.
Gran parte de la actividad pseudocientífica que es realizada desde instancias académicas o bajo su paraguas protector, se autodenuncia mediante afirmaciones más o menos explícitas, que no se sostienen cuando se las juzga desde la perspectiva de la filosofía de la ciencia y del conocimiento: no tiene validez científica alguna decir o insinuar que una determinada práctica o proceso no pueda funcionar o suceder por que la ciencia carezca de explicaciones al respecto, o desconozca los mecanismos básicos en que pudiera apoyarse. En sentido contrario, tampoco es científicamente válido poner nombre a un determinado proceso, práctica o producto cuyos mecanismos básicos no son conocidos por la ciencia, y manejar desde esta tal denominación, dejando creer que "en realidad" sí que están científicamente descritos y explicados. Y lo que ya constituye una absoluta temeridad es pretender que a la gente solo se le permita hacer cosas que estén plenamente estudiadas, descritas, explicadas y avaladas por la ciencia...
El propósito de la ciencia es hacer predicciones y que estas se cumplan siempre. Y lo consigue aplicando su propio método para construir sus propias teorías. Los métodos de la ciencia son extremadamente rigurosos, lógicos, objetivos y, cuando se refieren a fenómenos complejos, han de ser a la vez tan exhaustivos, minuciosos y profundos como convenga a cada caso. Las teorías científicas son operadores que suministran resultados cuando les son proporcionados datos. Si estos últimos han sido comprobados y son ciertos, los primeros han de serlo también o si no la teoría en cuestión no es válida, y entonces esta debe ser completada, reajustada o sustituida. La ciencia es la fuente más segura de datos y conocimientos de que disponemos, y puede ayudarnos mucho a la hora de mejorar nuestros comportamientos, construcciones, instalaciones y máquinas, así como a corregir errores y resolver problemas. Pero para llegar a ser tan segura se tiene que obligar a ser restrictiva y muchos aspectos y situaciones de la vida humana quedan fuera de su campo y deben regirse, al menos en parte, por consideraciones ajenas a la ciencia. Las sociedades y culturas se la están jugando constantemente mediante el aprendizaje por acierto-error, apoyándose en mitos y rituales con más o menos fundamento, y esto no es opcional sino que viene forzado por multitud de circunstancias, por mucho que sea el nivel de conocimiento alcanzado y por más permeable que la gente fuera a los contenidos científicos... La ciencia puede analizar mitos y rituales, valorar su eficacia y hacer recomendaciones al respecto, pero a la vez no puede olvidarse de que está siendo tenazmente atacada desde fuera y desde dentro, y de que no tiene necesidad de fabricarse más enemigos. Por ejemplo intentando implantar normas que vayan más allá de lo estrictamente necesario y de lo rigurosamente probado, e incluso esto ha de hacerlo con extrema prudencia y con toda la eficacia didáctica que resulte posible. Si queremos seguir disfrutando de los servicios de la ciencia, tan necesarios para salir de algunos de los problemas globales en que nos hemos metido, deberíamos comprometernos desde todos los ángulos en su defensa, mantenimiento y desarrollo, pero la situación es complicada e incierta. Hay muchas fuerzas que pese a todo apuntan hacia un creciente desprestigio y degradación de la ciencia, y podría ser necesario contar con planes "B": todo agente económico, social, cultural o político que mire más hacia el futuro que hacia el pasado, por pequeño que fuese, quizás debería dedicar parte de sus recursos a funciones propias de adquisición, verificación y elaboración de datos."

J.Ramón Rosell

"Diversas jugadas precientíficas se están reactivando por todas partes, la ciencia está siendo atacada y el caso es que esta resulta vulnerable. La vulnerabilidad de la ciencia se debe a que demasiadas ideas precientíficas subyacen bajo su discurso, a que con demasiada frecuencia métodos y teorías se ven retorcidos a fin de extraer conclusiones preestablecidas y servir a intereses de parte, y a que se está tardando demasiado para adoptar y utilizar herramientas teóricas, ya disponibles, que sitúen cada asunto en su contexto y aporten visión de conjunto... El trabajo de la ciencia es describir los mecanismos y los procesos sin recurrir a la cómoda idea de un dios todopoderoso y eterno que lo sostenga todo, pero eso no basta: ideas sin fundamento científico como la “sustancia espiritual” o la “fertilidad de la tierra” se cuelan sin dar mucho el cante desde áreas de información oscura, contaminan el trabajo científico, distorsionan sus productos y les restan efectividad. Otras ideas huecas como la “naturaleza” son empleadas abiertamente y sin grandes restricciones, e incluso las hay como el “efecto placebo” (cosa de “la mente”), que han sido inventadas sobre la marcha para sortear situaciones especialmente embarazosas... La idea de naturaleza se fabricó mucho antes de que la ciencia moderna echase a rodar, y es contrapuesta a lo sobrenatural y a lo cultural, artificial o humano. No es que la ciencia niegue lo sobrenatural, sino que a la hora de trabajar pasa mucho de ello y, visto lo visto, aún más que debería de pasar. Nada hay en los mecanismos físicos básicos que permitan distinguir lo que hacemos lxs humanxs de lo que sucede “en la naturaleza”, es decir sin nuestra intervención más o menos directa (¿Hay algo en nuestro entorno que no esté siendo más o menos influido por nuestra actividad?). La distinción entre las cosas sagradas, divinas y maravillosas que hace el sistema agroganadero respecto a todo lo borde y malo que hay al otro lado del borde, la construyeron las primeras culturas neolíticas para dotar de armamento conceptual a su particular revuelta “contra el sistema”. Se trata de algo que solo le sirve a aquello a lo que sirve, se revuelve cada vez que se le intenta dar la vuelta y debería ser desechado por completo, sobre todo en tiempos en que una de las tareas prioritarias es reubicarnos a nosotrxs mismxs y a nuestras máquinas en los ecosistemas de los que, pese a todos los juegos de lenguaje, nunca hemos dejado de formar parte.
Por último, y volviendo a lo del principio, decir que la reactivación de jugadas pre y anticientíficas parte de un significativo error de bulto que consiste en haberse creído el cuento que ellas mismas se han contado: según estas habría llegado su momento porque la ciencia ya no sería necesaria, y bastaría con mantener funcionando de manera repetitiva, semiconsciente y automática todo lo que la ciencia y la técnica han construido, para a la vez dar rienda suelta a la imaginación y vivir en realidades virtuales y mundos de fantasía... El mismo Lyotard reconoció que el carrusel posmoderno solo sería viable en caso de que siguiere habiendo energía suficiente para seguir dándole vueltas. Por el contrario tanto el decrecimiento inevitable de la potencia como el desbarajuste medioambiental en aumento, nos van a obligar a afinar al pelo a todxs, con todo y por todas partes para no sucumbir en el meneo. Con esto las ciencias y las técnicas, o en su caso los sistemas de manejo de datos que pudieran sustituirlas, se van a ver obligadas a entrar en un proceso de desarrollo y acumulación sin precedentes. Pero en realidad la ciencias, las técnicas y los datos manejables no son nadie, y nadie nos va a dar el trabajo hecho."

E4E

"El desmoronamiento del edificio conceptual establecido no es imputable a ningún ataque concreto y menos aún a una conspiración planificada, ya que resulta de un cambio de paradigma que no sólo viene forzado por las transformaciones que irradian desde las culturas: también la propia ciencia está produciendo y acumulando teorías de lo complejo e impreciso que, curiosamente, describen y predicen los procesos del mundo real con mucha más precisión que la simple (y cómoda) exactitud del dos más dos son cuatro... Y al final es el resultado lo que cuenta."

E4E

"Como sucede con la energía y la materia, casi toda la información que existe es oscura: estás en ella, te atraviesa y tu cuerpo trabaja con ella... Aunque no seas consciente."

A.C.Fuentevieja

La isla del tonal está desdibujada por la niebla. Destaca sobre un mar que se confunde con el cielo, y se niega a ratificar nuestras certezas." Hacia mitad de los noventa reflotamos la revista "Ecópolis" con la ayuda de la Red de Permacultura del Sureste, y decepcioné a algunxs cuando anuncié que no iba a escribir ni un solo artículo sobre chamanismo. El caso es que no tocaba: la selección darwiniana aún no había actuado sobre prácticas y contenidos, prevalecía la estética del todo vale y convenía delimitar conceptos... Ha pasado el tiempo, todo es diferente, la eficiencia se ha multiplicado, la corriente se está desbordando y la reacción cientifista reacciona. La ciencia y la técnica son instrumentos poderosos pero tienen sus propias reglas, y para operar dentro de ellas conviene seguirlas a rajatabla. Sin embargo lo realmente importante es el resultado final: lo que sacamos de ellas e incorporamos a las artes.

Comentarios

28.10 | 23:39

Me ha encantado , ya hablaremos cuando tengas tiempo

06.09 | 00:08

matrix agroganadero, jajaja, toda la razóm. La natura siempre se organi...

01.08 | 10:49

Hola Carmen soy Antonia, quisiera me metas en el grupo de whatsap...

12.10 | 07:31

Increíblemente interesante, voy a estudiarlo en detalle. Gracias.